viernes, 26 de octubre de 2007

ultima ratio

Aquí presentamos la frase cumbre de la “Historia de la guerra del Peloponeso” de Tucídides. Fue dicha en el diálogo entre la poderosa Atenas y la pequeña Melios. Los habitantes de Melios siempre habían mantenido una postura de neutralidad y no querían involucrarse en las disputas de Atenas y Esparta. Los atenienses intentan persuadirlos para que se les unan. Melios se niega. Atenas explica que no puede permitir que Melios permanezca neutral porque era neutral en ese momento, pero no saben si en el futuro cambiarán de posición y se unirán a su enemigo Esparta. Melios se niega a entrar en razones. Los atenienses declaran:

"Los fuertes hacen lo que pueden, los débiles sufren lo que deben".

miércoles, 24 de octubre de 2007

hybris

A man who was nothing but "political man" would be a beast, for he would be completely lacking in moral restraints. A man who was nothing but "moral mal" would be a fool, for he would be completely lacking in prudence. A man who was nothing but "religious man" would be a saint, for he would be completely lacking in wordly deisres.

Hans Morgenthau, Politics Among Nations


Una vez que el hombre se ha dado cuenta de la verdadera naturaleza de sus semejantes deberá afrontar el siguiente paso el cual es convertirse en un animal político. La característica definitoria del animal político es su amoralidad. No hay ideología, ni idealismo capaz de dominarlo. Todo lo que hace lo hace por su propia conveniencia. El único fin en sí mismo es él mismo: los demás hombres son todos medios. Esta es la base de su amoralidad: considerar a sus semejantes como un medio y no como un fin.

La bestia política tiene claro una cosa: sus semejantes aunque poseen su misma naturaleza, no son concientes de ella. Por ello, la bestia política se ha de servir de ideologías y conceptos abstractos como amor, solidaridad, libertad, empatía y demás basura para manipular a sus semejantes. Si alguna vez uno de estos conceptos habitó en su interior, este ha quedado sepultado. Bajo tierra, bajo cemento, bajo mil toneladas de piedra.

La bestia política mira hacia atrás, hacia su vida pasada y recuerda el camino trazado: las power struggles. Omnipresentes, siempre. Desde que nació ha estado combatiendo: en su familia, en la escuela, con sus amigos, con su novia, en el trabajo, en el bar, en la calle, en el tránsito, en la milicia, en la universidad, en todas y cada una de las situaciones por las cuales se desarrolla la vida del hombre. En esos momentos no era conciente de ello porque aún no conocía la verdadera naturaleza humana. Ahora sí, y aunque mantenga su máscara de cotidianidad ya no es igual. Ahora ya conoce el mecanismo: fijar objetivo, trazar plan, elegir momento para atacar, atacar, ganar, tomar posición, asegurar posición y seguir. Seguir, seguir, seguir, seguir… O como un día me dijo un sabio: para dormir está la tumba.

lunes, 22 de octubre de 2007

FOREVER WAR

A diferencia de las ideas nacidas con el Renacimiento, el realismo no cree en el progreso. Por ejemplo, dos típicas vertientes que tienen sus orígenes en el Renacimiento son el socialismo y el liberalismo. Ambas creen en el progreso humano, es decir en la capacidad humana de crear sociedades más justas o pacíficas y en la capacidad del hombre para actuar racionalmente.

El realismo en cambio sostiene que la naturaleza humana, la cual determina la política y las relaciones entre hombres, naciones o cualquier otro grupo de poder, es eterna e inmutable. No existe la posibilidad de cambiar la naturaleza humana y el realismo lo que intenta hacer es comprender en qué consiste dicha naturaleza.

Los orígenes de esta tradición se pueden buscar en la antigua China, en el formidable libro “El Arte de la Guerra” escrito por el misterioso Sun Tzu o en la antigua Grecia, en “La Historia de la Guerra del Peloponeso” de Tucídides. Otros autores más modernos como Maquiavelo, Hobbes o Clausewitz son considerados antecedentes históricos del realismo moderno. Este surgió ante el fracaso de las ideas liberales aplicadas en política internacional en el período de entre guerras. Sus fundadores son E. H. Carr (quien en realidad no era realista) y Hans Morgenthau.

Supongamos este ejemplo: dos soldados enemigos se encuentran en un campo de batalla en trincheras opuestas. Se encuentran solos fuera de la vista de los demás soldados. Ninguno de los dos desea pelear. Ambos han sido forzados a ir a la guerra. Se ponen a hablar de trinchera a trinchera y acuerdan no atacarse unos a otros. Ambos saben racionalmente que esa es la mejor opción. Es la solución que les sirve a los dos: ¿para qué pelear por una guerra que no les importa? ¿por qué no ponerse de acuerdo y decidir ambos que es mejor no pelear? Porque no pueden confiar el uno al otro. Aunque sepan racionalmente que la mejor solución es no pelear, no pueden estar seguros de lo que el otro va a hacer. Entonces eligen pelear aunque saben que no es la mejor solución.

Ahora bien, esto puede parecer un ejemplo muy lejano y que no se aplica a la realidad cotidiana. ¿Por qué la gente no se mata una a otra en cualquier sociedad? Porque existe un poder superior que controla la fuerza. Los súbditos a ese poder superior se ven amparados por dicho poder y por lo tanto no es necesario para ellos defenderse por sus propios medios. Esta regla se aplica también a la política internacional. ¿Por qué no hay guerras por ejemplo en Europa o América Latina? Porque dichos países se encuentran bajo la esfera de influencia de un poder superior (Estados Unidos).

Ahora bien, miremos a la periferia: ¿qué sucede en las regiones en donde el poder de Estados Unidos no es indiscutido? Irán quiere armas nucleares para consolidar su posición. Rusia apoya a Irán para disminuir la influencia estadounidense en la región y utiliza a Irán porque no quiere enfrentarse directamente con Estados Unidos. Israel presiona a Estados Unidos para una intervención en Irán que destruya su programa nuclear porque teme quedar bajo el alcance de misiles nucleares iraníes. Israel no desea intervenir directamente contra Irán porque eso podría unir a los países árabes en su contra. Por otro lado, Turquía añade mayor inestabilidad al comunicar su decisión de invadir el norte de Irak para combatir las guerrillas kurdas. Es decir: nada nuevo. El clásico y sempiterno juego de las power politics.

Ahora bien: ¿cuándo estalla la violencia? Cuando alguno de los bandos cree que tiene suficiente ventaja sobre sus rivales y considera que puede destruir la amenaza que estos representan utilizando la violencia.

Muchas falacias se han escrito y se seguirán escribiendo que nieguen estos hechos. Algunos dirán que las guerras y los enfrentamientos son consecuencia del capitalismo, otros dirán que es consecuencia de los Estados o de elites anacrónicas que defienden intereses caducos. Lo cierto es que es consecuencia de la naturaleza humana y de cómo esta influye en la política.

Algunos dirán: una vez que la globalización se haya establecido, las barreras nacionales hayan desaparecido y los Estados se hayan destruido, los conflictos irán desapareciendo porque las empresas llegarán a la conclusión de que no les conviene luchar unas contra otras. Esta conclusión es errónea porque considera que la única motivación de una empresa es lo que le conviene y da mayores beneficios. Pero lo primero ante todo es sobrevivir. Si en la actualidad no existen guerras inter empresariasles es por la simple razón de que las empresas están bajo la órbita de influencia de los Estados que a su vez controlan la fuerza. Por lo tanto los empresarios no necesitan tener miedo de que empresarios rivales utilicen la violencia contra ellos. ¿Pero qué sucedería si cayeran los Estados y todo estuviera en manos de empresas? Lo que sucedería es que no existiría un poder superior que controle la fuerza y por lo tanto la única posibilidad de defenderse ante un eventual ataque es con los medios propios.

Y entonces se dispara el clásico proceso: no hay nada que impida que una empresa ataque a otra. Ya no existe un Estado que pueda impedirlo. Sin embargo, todas las empresas saben que una guerra no conviene. Todas las empresas están de acuerdo que para obtener mayores beneficios es mejor la paz. Pero no pueden estar seguros de lo que el otro va a hacer. No pueden estar seguros de que el otro no los va a atacar. Esta incertidumbre se traduce en medidas defensivas. Estas medidas defensivas son vistas por las demás empresas como una amenaza que a su vez se traduce en mayores medidas defensivas. La escalada de medidas continúa. Eventualmente alguna de las partes cree que la mejor posibilidad de librarse de la amenaza de los rivales es atacando. Luego del periodo de violencia se reconfigura el balance de poder. Nada nuevo bajo el Sol.

domingo, 21 de octubre de 2007

Power politics

La diferencia central entre las ideas de tradición liberal respecto a las realistas se basa en los límites de la cooperación.

De acuerdo a las ideas liberales los hombres buscan maximizar sus beneficios.

De acuerdo a las ideas realistas maximizar los beneficios es secundario. Lo primero es asegurar la propia supervivencia.

Esto tiene consecuencias directas en las posibilidades de cooperación o intercambio pacífico. De acuerdo a la teoría liberal de relaciones internacionales que dominó luego de la primera guerra mundial, las naciones dejarían de guerrear una vez que las barreras económicas entre los diversos países desaparecieran y se generara una interdependencia económica. Llegado ese punto, los países dejarían de guerrear porque simplemente no les convendría, es decir, porque no sería beneficioso.

De acuerdo a la teoría realista las naciones no sólo piensan únicamente en los beneficios. Lo primero es asegurar la supervivencia. Por ello, es que ven las ganancias en términos relativos, es decir, las comparan con las ganancias de los otros países. Si otro país tiene demasiadas ganancias en términos relativos se transforma en una amenaza porque puede utilizar dichos recursos para atacar a la nación con la cual antes comerciaba. Esto dispara medidas defensivas en el país A. Dichas medidas son vistas como una amenaza en el país B que a su vez toma medidas. De esa forma comienza la consabida carrera armamentística.

Que ambos países sepan que obtienen mayores beneficios cooperando es por tanto irrelevante. La incertidumbre de no conocer las intenciones del otro, obliga a ambos países a concentrarse en la propia supervivencia. Esto choca contra la cooperación, ya que no importa únicamente obtener beneficios para uno mismo, importa que la nación vecina no obtenga mayores beneficios porque podría utilizarlos para atacar.

Para los realistas, la política internacional es anárquica porque no hay una autoridad supranacional con la suficiente fuerza para controlar a todas las naciones. Por consiguiente nada impide que un Estado ataque a otro.

Para muchos liberales, un típico ejemplo del triunfo de las fuerzas del mercado por sobre las fuerzas de la supervivencia es la Unión Europea. Por milenios Europa fue literalmente un campo de batalla. La paz en la cual vive desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, es por ello justificada por la creciente interdependencia económica entre naciones antiguamente enemigas.

Sin embargo, para los realistas la paz europea se explica por un factor decisivo: la OTAN y el hecho de que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Europa ha estado bajo la esfera de influencia de Estados Unidos. Ese hecho decisivo y completamente nuevo en la historia de Europa ha permitido que los países europeos cooperen. Es decir, la política europea ya no es anárquica porque de hecho está dominada por un poder superior (Estados Unidos).

Esta idea de que los hombres o las sociedades son incapaces de cooperar entre sí a no ser que estén subyugadas por un poder superior (que tenga la fuerza), proviene en gran medida del Leviathan de Hobbes.

En un entorno anárquico el denominador común es la desconfianza: yo sé que no existen reglas y que por ello mi vecino me puede atacar. Yo sé que los dos estaríamos mejor si cooperáramos. Mi vecino también está seguro que cooperando estaríamos mejor. Racionalmente los dos sabemos que estaríamos mejor si conviviéramos y cooperáramos en paz. Pero no estamos seguros que el otro piense igual. No sabemos lo que el otro piensa, pero lo que sí sabemos es que nada impide que mi vecino me ataque. Así que mejor voy a la tienda y me compro una 38. Mi vecino se entera que compré una 38 y se compra una 45. El tipo la muestra como para advertirme: no jodas conmigo. Yo me asusto aún más y me consigo una AK 45. Y así, hasta que eventualmente estalle la violencia.

miércoles, 17 de octubre de 2007

mochila e instrucción

Soy una víctima de la estratificación de clases transnacionales. Soy una víctima de la globalización, de las multinacionales, de la coca cola, de la coca, del Imperio. Soy víctima y no tengo la culpa de ser así. La culpa es de los media, los mass media, la aguja hipodérmica, de Lasswell, de las conspiraciones, de los 72 cabalistas, de las sionistas, de los alienígenas, Lucifer y el Anticristo, la Bestia que ya camina por la Tierra con pies de gigante. Pero no camina aplastando no, no es tan estúpido como para dejar rastros, camina en silencio con ojos brillantes, verdes y luminosos y mira de reojo a la gilada que se aniquila unos contra otros.

El mundo es hermoso sin duda, un lugar digno para ver. Por eso lo único necesario es una mochila e instrucción, la instrucción que nos permite mantenernos más o menos tranquilos al borde del Apocalipsis.
No tengo más propiedad que una mochila. Voy por el mundo silbando y cantando bajito…

martes, 16 de octubre de 2007

Rebelión

¿Por la falta de pan o por la falta de circo?

jueves, 11 de octubre de 2007

Bagatelas por un par de mentiras

Veamos un simple ejemplo: Si yo voy a competir en cualquier cosa contra otro individuo, ¿qué hago? Evidentemente lo que hago es trampa y de esa forma consigo una ventaja. Es decir, busco cualquier medio para no competir en igualdad de condiciones. ¿Cuál es la única razón por la cual yo no haría trampa? Muy sencillo, porque algo me lo impide. Es decir, algo que me fuerce a competir en igualdad de condiciones. Ahora bien: los individuos en una sociedad compiten. Las corporaciones compiten. Los países compiten. Todo el mundo compite contra todo el mundo. Y obviamente, ¿qué es lo que hace todo el mundo? Trampas, trampas, trampas… nadie pero nadie, quiere competir en igualdad de condiciones. Este hecho evidente de la naturaleza humana destruye uno de los principios del liberalismo: el de la armonía de intereses. Puede ser que en la teoría exista una armonía. Pero en la práctica no, en la práctica sólo hay trampas y los que tienen cierta ventaja van a utilizar cualquier medio para no competir en igualdad de condiciones. Las trampas vendrán de muchas formas: creación de Estados nacionales, impuestos, trabas, cuotas, guerras, discursos, propaganda, educación… Y esas trampas serán disfrazadas con ideologías, moral, ética, y demás paparruchas. Es decir, cuentos. Historietas para la plebe. Algunos por ejemplo, alabarán la Libertad por sobre todas las cosas. Pero la libertad no es un derecho natural del hombre. La libertad, es decir la capacidad de hacer lo que a uno se le cante, se consigue únicamente con Poder. El Poder es Libertad. Y nadie mi amigo, va a respetar tu sacrosanta Libertad así de onda nomás. Si querés Libertad tenés que acumular poder. Así de sencillo. Mientras tanto seguirán corriendo bagatelas por un par de mentiras.

domingo, 7 de octubre de 2007

Haciendo amigos

Bueno, ya que estoy y para variar, voy a escribir algo que caiga mal. Aparte ya me aburrí de putear a los bolcheviques. Esto es dedicado a todos los liberales, libertarios y demás campeones del libre mercado y el individualismo. A ver si nos entendemos: ustedes defienden una ideología que está EN CONTRA del Estado. Me parece estupendo. El problema de esto, es que cuando uno profesa una ideología, los actos personales deberían estar acordes con esas ideas. Y disculpen que les diga, pero NO es acorde hacer una carrera enterita en una universidad pública y después salir a despotricar en contra del Estado. Así no muchachos. O así sí, si quieren, pero después a no salir a reclamar coherencia a los demás ni a dar cátedra de individualismo free marketeer.

No es excusa que en Uruguay hasta hace pocos años solo existieran universidades públicas. Si fueran tan liberales y actuaran de acuerdo a esa ideología, se tendrían que cagar en las fronteras nacionales e ir a estudiar a una universidad privada al exterior. Podrían estudiar medicina, ingeniería o lo que sea en Estados Unidos o Inglaterra por ejemplo. ¿Que no tenían recursos para eso? Ah, no. A mí con argumentos de comunista no me vengas. El que quiera celeste que le cueste. Ustedes defienden el individualismo, búsquense la vida como individuos entonces. A mí no me vengas con lloriqueos y berrinches de comunista.

Si no al final suenan como esos izquierdistas que piden solidaridad con la plata de los demás. Así no muchachos. ¿Con qué derecho pueden criticar las políticas asistencialistas del FA? Sepan que un año de un estudiante en la universidad pública cuesta más dinero que un año de un atorrante de PANES.

A ver si lo pongo en términos matemáticos:

Estudiante en una institución pública = croto del PANES

jueves, 4 de octubre de 2007

Política (III)

Para controlar a la masa, es necesario proveerla de mística:

“En el momento decisivo y en el lugar de la verdad, deben demostrar ser más fuertes, deben alcanzar la victoria”.

Vladimir Ilyich Ulyanov (Lenin)

miércoles, 3 de octubre de 2007

Política (II)

La esencia del político:

"La paz es nuestro tesoro más preciado"

Adolf Hitler, discurso pronunciado el 30 de enero de 1937 en el Reichstag.

lunes, 1 de octubre de 2007

Política

Esta es la base de la política:

“Debido a que las masas de gente son inconstantes, llenas de deseos, apasionadas y despreocupadas de las consecuencias; éstas deben ser alimentadas de miedos para mantenerlas en orden. Por ello, los antiguos hicieron bien en inventar dioses y la creencia en el castigo después de la muerte”.

Polibio

Naturalmente, esta verdad eterna e inmutable en la manipulación de las masas, no se aplica únicamente a las personas religiosas.