Existe una falsa creencia bastante extendida en nuestra región: que los países desarrollados quieren someter a Latinoamérica, dirigen a gobiernos títeres a su antojo, dominan a las naciones a través de organismos como el FMI, el BM, etc… Y que consideran a América Latina como un continente vital para sus intereses.
Esto es una visión producto de la influencia de ideologías. Para una persona que cree en una de ellas, es necesario dividir el mundo entre buenos y malos. Aquello en lo que él cree será el Bien, y lo opuesto o lo distinto, el Mal. Habrá matices, pero este es básicamente el modo de ver las cosas de esta gente.
Naturalmente esta visión del mundo es errónea. Se deben analizar las relaciones entre los distintos grupos de poder, y no ver de qué parte está la bondad. El Bien y el Mal no valen nada absolutamente. Perder el tiempo en eso, es algo así como querer dilucidar si un león hace bien en comer una gacela: estúpido, pues el león ataca y la gacela corre, así son las cosas y no hay nada que hacerle.
Creer que el hombre está por encima de un animal cualquiera y que puede actuar con bondad, es una soberana tontería. Quítenle la comida a una persona por unos cuantos días y verán como hasta el más honesto y bueno de todos, es capaz de hacer cualquier cosa por conseguir alimento. Toda su moral y ética valdrán menos que la mierda.
Pero regresemos al tema: la relación entre Latinoamérica y los países desarrollados. Es importante saber que nuestra región no ocupa un puesto importante en el mundo. La época de la Guerra Fría, en la cual Estados Unidos intervenía activamente ha terminado. Latinoamérica es vista cada vez más como un continente equivalente a África. El juego está en Eurasia, en el heartland, no acá.
El informe Linkohr realizado por un político socialista de la Unión Europea, señala:
“La influencia de América Latina en el acontecer mundial está decreciendo. La participación de la región en el comercio y la economía mundiales es pequeña y cada vez menor, a medida que crecen las economías de Asia”.
Un estudio de la CIA titulado América Latina en el 2020, dice:
“Pocos países podrán sacar ventajas a las oportunidades de desarrollo y América Latina como región verá crecer la brecha que la separa de los países más avanzados del planeta”.
Hay un creciente desinterés respecto a Latinoamérica y cada vez más se la considera como un conjunto de países atrasados sin perspectivas de futuro. Lo único que va quedando es la caridad. Chávez no es visto como una amenaza. En realidad, el peligro que ven las naciones ricas es la debilidad institucional de los países subdesarrollados. Esta debilidad redunda en que los Estados no tengan control sobre sus territorios y esto a su vez provoca una serie de problemas que preocupan a las naciones ricas: la violencia en forma de delincuencia organizada, el narcotráfico, el terrorismo y las epidemias.
Incluso ya están apareciendo intelectuales como Fukuyama, que están haciendo un mea culpa respecto a las políticas neoliberales impulsadas en los países del tercer mundo durante la década de los 90. Según su perspectiva el achicamiento de los Estados provocó que los países perdieran control sobre su territorio y los consiguientes problemas.
De cualquier forma es bueno saber que nos encontramos en una región aislada del mundo, cada vez más irrelevante y lejos, muy lejos del heartland…
El futuro de Latinoamérica probablemente sea el siguiente:
- países divididos: imposibilidad de formar bloques regionales necesarios para competir efectivamente en el mercado mundial.
- Esto provocará escaso crecimiento económico.
- Aumentará la pobreza y sus problemas derivados: violencia y epidemias.
- Las inversiones extranjeras disminuirán pues Latinoamérica será una región poco atractiva por no tener un bloque comercial integrado (lo que equivale a un mercado pequeño) y por ser peligrosa. El peligro siempre redunda en costos altos y en incertidumbre.
- La falta de inversiones hundirá aún más al continente en la pobreza.
- Aumentarán las ideas radicales: la masa será conducida por caudillos.
- El caudillismo al ser personalista seguirá atentando contra una efectiva integración.
Así que ya saben como viene la mano. Es bueno saberlo, no sé para qué mierda, pero es bueno saberlo…