Hay mucha gente que se horroriza cuando alguien defiende el derecho a estar armado. Según su punto de vista, esta visión es propia de una persona violenta, desequilibrada y fascista. Nada más alejado de la verdad.
Pero veamos un poco de historia. El país en donde este derecho se defiende de manera más explícita es Estados Unidos. La Segunda Enmienda dice lo siguiente:
“A well regulated militia, being necessary to the security of a free state, the right of the people to keep and bear arms, shall not be infringed”.
Esta enmienda obedece a razones políticas. Los llamados Padres Fundadores de Estados Unidos se oponían a la tradición europea. Esta a grandes rasgos había sido de la siguiente forma: durante el feudalismo en la Edad Media, las armas estaban en poder de los nobles. Este era uno de los principales distintivos entre la aristocracia y la plebe. Los primeros a su vez recibían entrenamiento militar, el cual no estaba al alcance del resto de las clases.
Este es un punto fundamental en todas las sociedades aristocráticas: la guerra y las armas son para los nobles. El resto de los trabajos –los cuales se consideran indignos- son para la plebe.
Eventualmente el feudalismo evolucionó hacia las monarquías absolutas que a su vez fundaron los primeros Estados modernos. Durante este proceso de concentración de poder, los señores feudales que antes tenían sus ejércitos privados, fueron perdiendo su poderío militar. Los nobles pasaron a estar bajo la influencia del rey, transformándose en cortesanos. Durante este período se crearon las naciones europeas que existen en la actualidad y surgieron los ejércitos modernos. Las armas pasaron a ser patrimonio de soldados profesionales al servicio del Estado.
El siguiente paso en la evolución, se dio en la Revolución Francesa, durante la cual, para defenderse de naciones enemigas, el gobierno francés se vio obligado a crear la conscripción universal:
El Acta del 5 de setiembre decía:
“Todo francés es un soldado y se debe a sí mismo a la defensa de la nación”.
Esto universalizó la instrucción, antes en manos de profesionales. De cualquier manera, esto no implicó que el Estado perdiera el monopolio de la violencia. A pesar de lo que comúnmente se cree la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (26 de agosto de 1789, Francia), es en varios aspectos restrictiva de la libertad del individuo. Por ejemplo, no se hace mención alguna al derecho del ciudadano a portar armas. Más bien lo contrario:
“La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita de una fuerza pública; por lo tanto, esta fuerza ha sido instituida en beneficio de todos, y no para el provecho particular de aquellos a quienes ha sido encomendada”. (Artículo 12)
Vemos aquí por un lado que la llamada fuerza pública se encuentra en manos exclusivas del Estado. Y también se puede ver que se utiliza la excusa típica para ello: “en beneficio de todos”.
Recordemos por un momento la Segunda Enmienda de Estados Unidos, cuán diferente es en su contenido: “…el derecho del pueblo a portar armas no será infringido”.
¿Qué conclusiones se pueden sacar de todo esto?
La primera, es que la tradición europea e incluso la Declaración de la Revolución Francesa provienen de una tradición aristocrática, es decir, de restringir el porte de armas. Durante el feudalismo estaban en manos de los nobles y en épocas posteriores pasaron a ser posesión del Estado.
La tradición americana, en cambio, se basa en una concepción individualista que pone el énfasis en el ciudadano. Esta visión se basa en la necesidad de que exista un equilibrio de poderes en la sociedad. El Estado al no tener el monopolio de las armas no puede ejercer su poder de manea irrestricta, como sí se puede hacer en los sistemas de tradición europea.
Las consecuencias están a la vista y ya se han dicho en otros posts: En Estados Unidos, nunca a lo largo de toda su historia ha habido un gobierno dictatorial, a diferencia de Europa y Latinoamérica (cuyas constituciones se basan en la tradición francesa).
El problema es justamente ese “en beneficio de todos” que señala la Declaración francesa. ¿Quién decide lo que es beneficioso para todos? ¿Lo decidía Napoleón cuando asumía como dictador? Francisco Franco lo hacia por el bien de la Nación. Adolf Hitler, por el bien de la raza germánica. Las dictaduras militares latinoamericanas defendían la patria. Fidel Castro lo hace por el proletariado. Todos los tiranos a lo largo de la historia han hecho sus actos en “beneficio de todos”. Y ahora los gobiernos corruptos de Brasil, Argentina y Uruguay le quieren sacar las armas a la gente.
Es por eso que los Padres Fundadores americanos, teniendo en cuenta la naturaleza del hombre, decidieron establecer un contrapoder frente al Estado. De ahí surge la famosa Segunda Enmienda.
A pesar de ello, en la actualidad la libertad en Estados Unidos va en camino a ser restringida. Pero eso obedece al pasaje de una democracia a una nación imperial y la consiguiente concentración de poder que se da naturalmente en dichos procesos. Pero eso es tema para otro post…