Carl Sagan en su libro
The Demon Haunted World – Science as a candle in the dark, defiende a la ciencia contra el avance de la irracionalidad en todas sus formas: pseudociencias, religión, fanatismos, etc. Naturalmente esta noble defensa es total y absolutamente inútil. Por una simple razón: la masa, la plebe o como se la quiera llamar necesita de irracionalidad. Necesita de nacionalismos, fútbol, religión, ideologías varias, etc. Aunque llegara un día en que la ciencia explicara todo el Universo desde su origen hasta su eventual fin, la gente seguiría con sus dioses, siguiendo a sus sacerdotes, de rodillas.
La postura de Sagan, no sólo es inútil, es incorrecta. Es como intentar cambiar la naturaleza. Como protestar contra el viento y la lluvia. Es como pretender que un imbécil no diga imbecilidades por ejemplo. Algo imposible: un imbécil dice imbecilidades porque esa es su naturaleza y no puede dejar de hacerlo por más que intentemos. Por tanto, la postura de Sagan es antinatural.
Por extensión a este razonamiento, cualquier postura que implique tratar de que un imbécil deje de ser imbécil, es equivocada. Por ejemplo, cualquier persona razonable debería darse cuenta que creer en un Dios (como está expuesto en las principales religiones), es absurdo. O sea, hay que ser muy imbécil para ser católico, musulmán, judío, budista, etc. Una persona medianamente inteligente y con un mínimo de sentido común, no debería creer en semejantes estupideces. Sin embargo lo hacen. Y no porque no sean inteligentes sino porque su naturaleza es morfarse la hostia. Comerse el fainá. Esa es su naturaleza y así perdurarán. Ustedes podrán decir por ejemplo, que hay personas religiosas, que recapacitan y dejan a un lado sus creencias estúpidas. Pero son los menos, la gran mayoría seguirá creyendo toda la sarta de pelotudeces. Y seguirán enroscándose repasadores en la cabeza, comiendo hostias, arrodillándose como cobardes, poniéndose redondelitos en la cabeza para apoyar teteras, cruzándose entre primos hasta quedar mongólicos, cagándose de hambre porque un imbécil hace 2500 así lo hizo, no comer vacas por el tema de esa mierda de reencarnación, el karma y la reconcha de tu madre.
Naturalmente, existe una gran variedad de creencias e ideologías igual de imbéciles, como los nacionalismos, socialismo y todas sus variantes, fútbol, psicoanálisis, new age, ecología y cuanta pajería se te ocurra para tener a la plebe morfando hostia.
Esto plantea dos conclusiones inmediatas a la gente razonable: una, despreocuparse por los imbéciles. No intentar en ningún momento hacer razonar a un imbécil. Es decir, adoptar una postura individualista. El resto que se cague. Que la siga chupando. Esto implica defender cualquier ideología que nos sea útil a nuestros intereses. Si te sirve la hostia A por un momento, coméla. Después cuando ya no te sea útil, cambiá a la hostia B y así sucesivamente.
Aquí planteo una pequeña digresión: defender posturas liberales porque uno se considera individualista es equivocado. Una persona verdaderamente individualista defendería la ideología que más le conviene. Si sos empleado público obviamente no vas a defender la privatización porque no te conviene y tenés que laburar. Así que te morfas la hostia socialista. Y la esparcís. Una postura individualista no es defender la libertad de los demás, es defender tus intereses. (Si dentro de tus intereses está defender tu libertad, perfecto). El resto que se cague, me chupa un huevo si vive bien mal o regular, tiene libertad o no; a mí me interesa lo mío única y exclusivamente Eso es individualismo.
La segunda conclusión inmediata, es comprender las hostias. Estudiar la hostia. Mirarla de adelante y de atrás, entender su funcionamiento y cómo actúa en el comehostias. Esto debería sernos de gran utilidad.
Y ahora lo más coherente que escuché últimamente:
LIVE FREE OR DIE HARD
YIPPIE KAI YAAAAAY MOTHERFUCKER
YIPPIE KAI YAAAAAAAAAY MOTHERFUCKEEEEEEEER
Y enteráte: no one dies harder than John McClane
Link:
http://www.youtube.com/watch?v=_gaNb8coF4E