lunes, 5 de noviembre de 2007

Cuarenta mil mañanas

Las víctimas del Renacimiento, elaboran sus teorías. Se imaginan un mundo mejor y cómo alcanzarlo. Se imaginan la sociedad humana en armonía. Algunos se basan en la libertad, otros en la solidaridad, otros en el progreso tecnológico…

Todo esto es irrelevante. Lo que determina las relaciones humanas es el poder, y el poder está determinado en última instancia por la fuerza. ¿Cuál es la solución? Sencillo: ser el que tiene el látigo y no el que recibe los latigazos. Ser el que no necesita marcar tarjeta. Esta es la verdad inmutable por la cual todas las utopías son enterradas bajo cuarenta mil toneladas de cemento.

10 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

También podemos suprimir el látigo, ¿no?

5 de noviembre de 2007, 7:49:00 GMT-8  
Blogger carlitos ha dicho...

Como poder se puede sin duda. El tema es con que. Con un fusil?

5 de noviembre de 2007, 8:16:00 GMT-8  
Blogger Cacho_vela_crush ha dicho...

como me aburre todo esto del poder, el látigo y todo eso, el único poder esta en la mente para adentro de uno y bien autista e individualista, no hay látigo que pueda entrar en mi cerebro, ni fusíl, ni mierda que se le parezca, bueno el fusíl si pero weno como que yo dejaria de existir y todas mis valoraciones de la vida dejarian de tener sentido, igual que todas las demás

5 de noviembre de 2007, 16:37:00 GMT-8  
Blogger alotropico ha dicho...

Leer a Nietzsche es bueno. Leerlo dos veces es mejor.

Por supuesto que las nuestras no pasan de ser charlas de blog; a sabiendas de ello, tiraría ésta: nunca se trata de defender lo que nosotros mismos acumulamos, no se trata de sobrevivir, sino de que el látigo sobreviva, látigo dinámico, renovación. Cuando tengas 50 granadas en el sótano, habrás hecho enojar al látigo, amedrentado por tu propia potencia habrás perdido el poder. Hacelas volar, mejor, y volá con ellas.

Me gustó su blog, le encuentro una sana inquietud y un sadismo aún más sano.

Hasta la aproximada,

5 de noviembre de 2007, 18:09:00 GMT-8  
Blogger carlitos ha dicho...

Cacho: esta bien un poco de misticismo y locurita. Para levantar minas.

Alotropico: Bienvenido. Granadas tire unas cuantas pero volar con ellas? no gracias.

6 de noviembre de 2007, 2:40:00 GMT-8  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Todo esta dicho...Yo quiero ser señor feudal algun dia.

Saludos

6 de noviembre de 2007, 8:33:00 GMT-8  
Blogger Federico ha dicho...

yo quiero que me peguen y me digan marta

ah

ahora que lo pienso....

mirá vos

6 de noviembre de 2007, 15:41:00 GMT-8  
Blogger laveron ha dicho...

el poder y la potencia del látigo es invisible y nos atraviesa a cada uno de nosotros, nos está inoculado. Lo ejercemos como buenos siervos.
La única forma de apropiarnos de ese poder para ser libres individualmente es alejarnos hacia las altas cumbres. Salirse de la máquina de producción, ser inútil (en el sentido de utilidad), alejarse. Ser un ermitaño .
Para mí, ser poeta es una forma de evadir el látigo. Insistir con la capacidad y el poder crador en algo absolutamente inútil a la máquina.
No es una utopía social. Es un delirio individual, mandar todo a la mierda.
No creo en un horizonte acabado.

7 de noviembre de 2007, 4:50:00 GMT-8  
Blogger Wolvh Lórien ha dicho...

«y el poder está determinado en última instancia por la fuerza.»

El problema a tu teoría surge cuando el que tiene el látigo no lo utiliza con los fines de dominar (es decir, no es ideológicamente afin a lo que para vos es una de las dos únicas ideologías posibles), o el que es víctima del látigo decide defenderse y encuentra medios para hacerlo (o sea, que no es afín a lo que para vos es la otra de las dos únicas ideologías posibles).

Esas dos únicas ideologías posibles que imaginás en tu mundo es: "la ideología de dominar y utilizar el látigo contra el otro", y "la ideología de someterse al que tiene el látigo".

Si la realidad fuera así como te la representás, viviríamos en la era de los faraones y grandes reyes de la antigüedad.

10 de noviembre de 2007, 14:07:00 GMT-8  
Blogger Wolvh Lórien ha dicho...

«Sencillo: ser el que tiene el látigo y no el que recibe los latigazos.»

Por otro lado, en esta frase parece que te estuvieras contradiciendo. Ese "ser el que tiene el látigo y no el que recibe los latigazos", ¿uno puede decidir ser parte de un lado o del otro? Porque si puede decidir, entonces, la ideología determina a la fuerza.

Pero si no se puede decidir, el poder no existe. Todo está determinado (según tu último post). En última instancia, las llamadas relaciones de poder no son más que relaciones mecánicas determinadas por leyes que ni el que tiene el poder, ni el que no lo tiene, controlan.

Con lo cual, el "tener el poder" es tan sólo una ilusión. El poder no existe. No existen los que tienen el látigo y lo utilizan para sus intereses, tampoco existen los que reciben el látigo y trabajan para los intereses de los otros.

Sólo existen los que tienen el látigo circunstancialmente determinado por leyes fuera de su control, y los que no lo tienen, por la misma razón determinista. Si todo está determinado, si la libertad no existe, no existe el poder, no existe el interés.

10 de noviembre de 2007, 14:36:00 GMT-8  

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