Los campeones del libre mercado

Cuando me muera levanten
una cruz de marijuana,
con diez botellas de vino
y cien barajas clavadas,
al fin ¿qué fue mi destino?
Andar en las sendas malas.

En mi caja de la fina
mis metrallas de tesoro.
Gocé todito en la vida:
joyas mujeres y oro.
Yo soy narcotraficante,
sé la rifa por el polvo.

Sobre mi tumba levanten
una cruz de marijuana.
No quiero llanto ni rezo,
tampoco tierra sagrada,
que me entierren en la sierra
con leones de mi manada

“Por supuesto, son empresarios, emprendedores. La gente que lleva el tráfico de drogas no son distintos del resto, excepto en que tienen más iniciativa empresarial y menos preocupación por dañar a otros. En ese sentido, son más irresponsables. Pero tienen un negocio y tratan de obtener tanto como pueden”.

Milton Friedman, entrevista completa

Es curioso como en América Latina, un continente poblado de vagos, políticos ladrones, empresarios cuyo único objetivo es prenderse al Estado y demás gentuza improductiva, se condene con tanta virulencia a los campeones del libre mercado: los narcos.

Existen pocos ejemplos, de cómo un grupo de personas crearon tanta riqueza partiendo de tan poco. Recordemos simplemente a la raza pesada del norte mexicano: unos pobres campesinos que décadas atrás no tenían donde caerse muertos. Un buen día deciden cultivar unas pocas plantas de marihuana y cruzar la frontera. Y lo hicieron a puro huevo: con las pacas de a kilo atadas a su espalda, nadando el Río Bravo y metiendo pata por el desierto de Arizona. Eran los tiempos románticos, cuando el negocio no estaba establecido y los hombres de Sinaloa, Guerrero, Michoacán y Durango se lanzaban a la conquista de la gloria.

Sobre la conveniencia de legalizar las drogas no voy a dar mi opinión porque ya lo hice en otro post. Simplemente deseo escribir estas líneas a modo de homenaje a esos grandes hombres de la frontera, que construyeron los carteles (carteles sí, no cárteles), rifándose la vida contra Federales, Judiciales, soldados, Rinches y agentes de la DEA. Y a punta de cuerno de chivo impusieron y recibieron justicia.

Por eso, desde este rincón al sur del continente, homenajeamos a toda la raza pesada, los campeones del libre mercado. Tan sólo podemos esperar que nuestra alicaída juventud siga su brillante ejemplo. Y recuerden: todas las naciones prósperas a lo largo de todas las épocas han utilizado a hombres valientes y de grandes ambiciones… gente capaz de abrir nuevos caminos, crear riqueza de la nada aunque sea a punta de espada, pistola o metralleta.

Que esa cruz de marijuana
la rieguen finos licores
siete días a la semana,
y que me toquen mis sones;
con la música norteña,
ahí canten mis canciones.

Que mi memoria la escriban
con llanto de amapola,
y que con balas se diga
la fama de mi pistola,
para gallos en mi tierra,
la sierra fue nuestra gloria.